Poemas sinaloenses
A N A T E M A
De: Gertrudis Escobar de González
Yo los acuso, yo os condeno
corazones ambiciosos y podridos de soberbia…
que empujáis a los hermanos
a las penas del averno….!
yo os acuso, yo os condeno
a vosotros que, rigiendo
los destinos de los pueblos….
los armáis para asusarlos a la guerra…!
y se encienden llamaradas
y se asolan los hogares
y los campos se abandonan
y se secan los trigales
y los niños lloran de hambre
y las madres, y las hijas y las viudas ultrajadas
te maldicen: ¡asesino!
porque tú eres responsable de este drama…
iQue cinismo!, que sarcasmo de nombrar: Civilizadas
a esas hordas de asesinos
que destrozan a su patria y a la ajena….
iQue osadía! de premiar con más medallas
al que más vidas segara…!
Tú, que estrujas tu cerebro
inventor de mortal arma,
para hacerla más potente,
¡me das asco! me das lástima!
En eso empleas tu intelecto
con que el cielo te dotara?
no pudo darte el infierno
una comisión más mala,
es más digno de respeto
el labriego en la mesana’.
él allí siembra la vida,
y tú destrozas las almas…!
tu corazón es tan duro
como el mármol de carrara.
Soldado, también a tí grita
mi alma desesperada.
¿sabes tú por qué peleas?
¿quien te encendió las entrañas
de ese odio sin motivo
para quien no te hace nada?
Mira, cuando estés en tierra:
sin vida ya la mirada
si el que te asusa ha perdido
correrá la desbandada….
y si gana su ambición,
le pondrán muchas medallas
y de tí, pobre soldado,
no dirán una palabra
Que sea maldita la guerra
que sin razón se entablara
aquella que se desata
por ambiciones bastardas,
las que emprenden las potencias
que dicen: ¡Civilizadas!
Tú, mi patria, tú mi México
que a nadie le envidias nada
y que a nadie has cosado
con la guerra despiadada….
eres buena como el pan
bella como una alborada
mansa como una paloma
Libre, grande y respetada
que solo tomaste el rifle
cuando te viste atacada
que respetas el derecho,
como Juárez pregonara…
y haces respetar el tuyo
Cuando la extranjera planta
cubrió de sangre y de fuego
a tu tierra idolatrada
México, México mío
a nadie le pides nada
y ni traición ni ambiciones
ni abuso, dolo ni maña
jamás ha empañado el brillo
de tu águila inmaculada.
Tomado de: “Camino a tu Corazón”, Libro de poemas de Gertrudis Escobar de González, El Rosario, Sinaloa, 1976.
