Poemas de Sinaloa
De Manuel Estrada Rousseau
MAZATLÁN
LA BAHÍA
Te has quedado esperando, esperando,
¡hijastra de todos
los Césares nuestros!
¿Por qué no revientan
—volcanes— Los Chivos, La Piedra?
Se acabaron las barcas de Bremen;
ya no hay viudas de Bartning, de Melchers;
el cañón de tu fuerte, no grita
como antes
sus vivas a México.
¡Te has quedado esperando las obras del puerto!
Tu huérfana grúa,
garza implume
ridícula y negra,
cómo alarga, canija, el pescuezo!
(Sin embargo, ya dieron principio
las obras del puerto. . .)
OLAS ALTAS
Media luna del malecón,
divina segur de plata,
¿quién —¿Dios?— te dejó caer en la noche?
Las veinte horas. Parejas, Amor…
Pero el mar no es tu cómplice:
tosiendo estentóreo
te dispara en espumas
un mote.
PUERTO VIEJO
Geografía de milagro. Apunte
de marina sin par.
Portentosa tramoya de peñas
y aves-nautas que vienen y van;
arenas de argento
donde suele un moderno San Pedro
que es líder gremial,
preparar las tarrayas, pensando
en fantásticas pescas humanas
que afiancen los triunfos de la libertad!
Eres grande, salvaje, imponente;
por ti a la Patria dice,
cantando, el escolapio:
«no hay cielo cual tu cielo,
ni mar como tu mar».
¡Como que rugen tus ondas
la rabia de Gaspar Sánchez, el titán!
ASTILLERO
Aguas quietas, apenas rizadas
por brisa sutil.
Dominguero desfile de barcas floridas
que hubiera querido gozar Pierre Lotí.
Puente Juárez. Carroña
de viejo pontón.
Cocoteros que humillan las testas
cual indios greñudos
que rezaran sus cuitas al sol.
Contra-costa. Isla Soto.
Balverede. ¡Placer y dolor!
¿Astillero? Debías de serlo:
el «Miranda», el «Sin nombre»,
llevaron airosos el sacro pendón.
¿Astillero?. . . Debías de serlo;
pero así cual eres —remanso de ensueño
te prefiero yo.
EL «CIRCULO»
Frente al rancio «casino»
el nervio proletario —clase media—
te irguió,
y triunfaron tus músicas,
tus risas,
la alegría de tus fiestas
grávidas de emoción.
Bravo gesto de clase,
surgiste victorioso
pero. . . frívolo.
Yo,
te saludo tan sólo porque fuiste
allá en el Orto rojo
de la Revolución,
tribuna para el grito
—segundo «grito» patrio—
de Frías, el visionario
que a Madero anunció;
avanzada trinchera ferrelista,
reducto de patriotas
—Avendaño, Bonilla, Valle, Buelna. . .
¡ventana de antepecho tricolor!
¡Mazatlán iconoclasta!
Mazatlán
la de los puños cual mazas
y el corazón de cristal.
Mazatlán
la valiente, la patriota,
la erguida, la liberal.
Pluma de Flores, de Puga,
de O’Ryan, de Carvajal,
de Blacas, de Chuco Orozco,
y el licenciado Galán;
musa de Fausto el folklórico
y de Medina el genial;
de Salsay, de Miranda,
de Osuna, de Juan Balcázar,
y de don Ángel Beltrán!
Mazatlán,
la del alma como caja
musical;
la del anhelo portuario;
la odalisca preferida
del Grande Océano, su fiero
pero rendido Sultán. . .
Perla de oriente fastuoso;
miliunanochesco imán
de artistas; privilegiada
tierra sin par:
a ti van
mis pensamientos, mis versos,
mis aleluyas, mi afán,
porque nací entre tus palmas,
porque me arrulló tu mar,
porque bebí de tus linfas,
porque me hiciste llorar,
y porque mi madre es polvo
de tu polvo, Mazatlán!
La inspiración de nuestros poetas orientada a las ciudades de Sinaloa
Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.
