Poesía de Sinaloa
MIS FLORES
De: Ángel Beltrán
Ayer era feliz; ayer estaba
cuajado el prado de aromosas flores,
flores benditas en que yo miraba
el emblema inmortal de mis amores.
En brazos de su lánguido quebranto
lanzaban por la noche sus querellas,
teniendo por testigos de su llanto
esas flores del cielo: las estrellas.
Cuando la aurora a desgarrar venía
de las tinieblas el sendal sombrío
las huellas de su llanto sorprendía
en las temblantes gotas de roció. . .
Olvidando después las quejas graves
disfrutaban mil púdicos excesos,
y les daban su cántico las aves,
y les daban los céfiros sus besos!
Y si en el orto relucir veían
del almo sol el rayo fulguroso,
en sus tallos con júbilo se erguían
para enviarle un saludo cariñoso.
La mariposa de pintadas alas
les llevaba el color de los boscajes,
y les brindaban sus preciosas galas
cumbres y frondas, nubes y celajes. . .
Así mis flores su apacible vida
saboreaban con cándido embeleso,
y al contacto del aura estremecida
nunca olvidaron el dulzor de un beso.
Sobre aquel esplendente panorama
que la desgracia por mi mal altera,
refulgían los éxtasis del que ama,
refulgían los sueños del que espera!
Más ¡ay! llegó el invierno. El cierzo frío
con su hálito letal hirió a mis flores,
y quedó para siempre el prado mío
sin perfumes, sin galas, sin colores. . .
Al contemplarlas hoy secas y mustias
no encuentra mi alma, si a buscar se lanza,
ni el más leve consuelo a sus angustias,
ni el mentido fulgor de una esperanza!
Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.
