De: Lourdes Sánchez
Sinaloa
silueta de canoa
la de la proa verde,
extensos sembradíos invaden
tu navegar de señora,
en lo ancho y azul
de la asombrosa costa
aquella en que surcan las arenas
entre los blancos
crespones de la ola,
para ir a batirse con la roca,
dorada arena
pequeña, entera, renovable,
regresando infatigable a la marea
por pintada el giro del sol
hacia la tarde;
los pasos de la luz sobre la playa
iluminan las huellas de las conchas,
y en la mirada de gaviotas
las largas playas
te extienden y te hamacan
mariposas cual sorprendentes,
mechones verdes
de palmeras reales
te agitan con sus voces de ciclones.
Sinaloa
una vez que te hilos abrazan, presurosas
sus aguas corren,
la prisa adolescente
que en cada instante vierten
el semen vigoroso hacia tu vientre,
ilumindándote de plata las caderas
verde adelgazando tu cintura,
En este territorio de mujeres
se forja
en lo fresco de tus pieles
el fruto reverdecido y firme
en el anual embarazo de tu vientre,
los pizcadores levantan tus enaguas
pareces invadirte de palomas,
¡Tu campo!
un vuelo de pájaros se vuelve.
Sinaloa
La escalonada geografía te lleva
hasta la altiva sierra,
en donde besan las cúspides siluetas
de el tintineo de las constelaciones
y ancha la noche
te prende en su paisaje,
sierra minera de entraña plateresca
mil cinceles invaden tus veredas
la alta naturaleza de los pinos
se iergue párrafo mecerte,
Entre los diluidos arroyuelos
su música cóncava te duerme
golpeando, deslizante el agua
lajas turquesas, antiguos recipientes
del mismo orfebre.
Sinaloa
te canto mujer
por generosa y bella
por tu silueta de entrega
pacífica de hembra,
porque en tus límites convergen
sierra y costa
porque dueña de playas y de las arenas
de minas asombrosas,
de fresca agricultura
anual culto de la diosa,
por tierra y señora
y porqué tu música nace
de otra mujer:
la tambora.
