Poesía de Sinaloa
ROMANCE REVOLUCION
(Premiada con la Flor Natural en los Juegos Florales verificados en Guanajuato el 2 de octubre de 1937)
De. Carlos McGregor Giacinti
1
Romance en tonalidades
de amor, de vida y de muerte,
en los ijares del sol
sus acicates ya prende. . .
Romance que es un romance
montado en cuatro corceles:
cabalga sobre los lomos
del aire, sin detenerse;
y la grupa de la sierra,
humeantes, sus belfos siente.
Romance revolución
que dice: México. Y tiene,
para el rojo de los labios
sabor de guayaba verde.
2
Revolución que es la tea
que en antorcha se convierte,
y dicen que va diciendo
romances que nunca mueren.
3
Romance revolución
que prendido de los dientes,
escurre jugo de frutas
que del árbol se desprenden,
cuando mayo de los trópicos
—filo de tierra caliente—
para endulzarnos el aire
las corta con su machete.
Su voz de bajo profundo
dominante y prepotente
se acompaña de salterios
en notas que van y vienen. . .
Son lágrimas del Bajío
que rodando se estremecen,
junto a un coro de violines
que al mismo tiempo se siente
ligado a la encordadura
de una guitarra hecha temple:
de una guitarra ranchera
que el gallardo cuerpo envuelve
—maqueado el talle caoba—
con moños rojos y verdes.
i Blanco de blanco el romance,
como agua blanca se vuelve!
4
Montado en cuatro caballos,
—gualdrapas de verso ardiente
Romance revolución
por la sierra madre viene:
5
Romance en corceles blancos,
Madero se hizo metralla. . .
y Coahuila cantó a coro
con Nuevo León y Chihuahua,
los versos de la Adelita
en un romance de balas.
Sobre unos lomos castaños,
—trote con vaivén de hamaca
dijo un romance de surcos
con los rifles de Zapata.
Montado en brioso retinto;
—sangre pura y finas patas
revolución rompió el fuego
con Venustiano Carranza.
En un caballo lucero,
—fuerza bruta desbocada—
la muchedumbre fue al norte
tras la turba americana. . .
y en Columbus lloró el miedo
bajo el sol de las esquinas,
cuando a galope pasaron
los potros de Pancho Villa.
6
Revolución: va el romance
volcando sus octosílabos
como si fueran centavos
de cobre recién fundidos.
Enjendramientos de plomo,
al cosechar el ejido,
la siembra dará en su parto
mazorcas de oro por hijos.
El arado tras los bueyes
—paso cansado y tardío—
va labrando en la vereda
las alas de los caminos.
Amaneciendo, se mira
como un romance de lino
la ropa de las mujeres
colgada de los tendidos.
7
Jinete en cuatro caballos,
pasa el romance bebiendo
la plata de los mezcales
y el oro del habanero.
Su boca —limón y sal—
donde se toma el tequila,
se emborrachó porque estaban
sin madurar las sandias. . .
Y de la «sierra morena»
—rojo de amor desnudado-
se trajo «cielito lindo»
dos ojos «de contrabando».
Y dicen que van diciendo
que esos ojos son del Tajo:
—color de sombra y abismo
sabor de contraste raro—
dos ojos de fuego y humo
que amor enredó al caballo
cuando cruzó por los riscos
de Allende y de Guanajuato.
8
Barco de vela, el romance
que de otros lares nos vino,
sobre las aguas del golfo
es hoy un dolor antiguo:
dolor de piratería
que de los mares desciende,
y se incrusta en las murallas
—perla y carey— de Campeche.
9
Ya da el Grijalva el romance
con voces de hueco fondo,
y el platanal de Tabasco
se pone ropas de loro.
Romance visto en Chapala
que de Xochimilco viene,
rojo, rojo, reventando
como un ramo de claveles.
10
Romance revolución
que pasas y vas y vienes:
a lo largo del camino
tu rima es una pendiente.
11
Otro habrá que mejor diga
lo que mi verso no puede,
lo que no encontré buscando,
lo que tú en nosotros eres:
genio en Zapata y en Villa
que de la sierra nos viene,
voz en Madero y Carranza
que ya cruza el Continente.
Vidrio líquido en el fuego,
manos que cosen y tejen,
unión dentro de las fábricas,
grito de caldera ardiente,
y arado que abre los rumbos
de esta tierra que florece. . .
Y en el romance de ahora
que en la ciudad se detiene
acero, clavo y tornillo,
pivote y engrane tú eres. . .
Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.
